domingo, 24 de febrero de 2008

Estas no son unas elecciones más

No son unas elecciones más, nos jugamos mucho y no es una frase hecha oportunistamente, es avanzar o retroceder, es avanzar hacia el progreso y los derechos o volver a los modos y maneras del pasado, a la represión de cuestiones que parecían superadas después de 30 años de democracia. A nadie se le escapa el debate sobre la educación a la ciudadanía, con el ataque a los valores constitucionales básicos que marcaron el rumbo hacia a democracia. A nadie se le escapa la estrategia de destrucción y desprestigio de las instituciones públicas y de los profesionales, contra los jueces o los médicos, contra la sanidad pública, la educación o el sistema judicial y qué podríamos decir de las mentiras vertidas en torno al terrorismo, que ha sido alimentadas por el PP, debilitando al Estado y desprestigiando a las fuerzas y cuerpos de seguridad y, qué decir de la España rota que han voceado los populares, instigando enfrentamientos y recelos territoriales.

En los últimos años hemos sido testigos de manifestaciones impensables por parte de la derecha como si estuviera en riesgo un cambio de régimen, que no quieren dejar escapar. A veces da la impresión de que la extrema derecha, que ha permanecido adormilada estos años, haya sido despertada bruscamente, en un intento desesperado de impedir que este país avance hacia la consolidación plena de las libertades y los valores democráticos. Ahora que España ha vivido uno de los mayores impulsos de los principios y los derechos civiles es cuando se activan todos los detractores. La derecha tiene miedo a la ciudadanía, tiene miedo a la igualdad, a que los derechos puedan ser disfrutados por todos y todas, tiene miedo a que la ciudadanía participe y ejerza como tal, por eso usa la crispación, la mentira y el desprestigio de la política, así aleja a los ciudadanos de las decisiones de los gobiernos, algo que interesa mucho a los gobiernos de la derecha. Cuanto menor es la confianza y la participación del pueblo en la política, más absolutistas son los gobiernos y mayor la sordera y el desprecio a sus necesidades y sus voces, la respuesta meternos en la guerra y callarnos con decretos brutales.

Es un momento clave, la derecha de este país necesita una respuesta contundente de la ciudadanía, necesita asumir que no hay vuelta atrás, necesita una lección de democracia, de civismo, de respeto a las normas del juego y podemos dársela el próximo 9 de marzo. No es una afirmación más, es una convicción ante la tónica de la derecha de hacer uso de la mentira sin ningún pudor, sin sonrojo alguno, con el cinismo y el desprecio a la inteligencia de la ciudadanía al pensar que una “mentira mil veces repetida es una verdad sentida”.

Sólo los ciudadanos y las ciudadanas podemos reconducir esta deriva, sólo el resultado de las urnas harán que el Partido Popular cambie la táctica de la mentira por la del juego limpio, cambie la estrategia de la confrontación y el miedo por la del respeto a una sociedad plural y abierta, sólo nuestros votos pueden hacer que la derecha abandone “el todo vale” y se aleje del espejismo de una España que ya no existe.

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